La bronquiolitis es una infección respiratoria en la que se inflaman los bronquiolos, es decir, las vías aéreas más pequeñas que llevan el aire dentro del pulmón. Afecta a los niños y niñas menores de 2 años, sobre todo a los menores de 6 meses.
La causa es vírica, en un 70-75% de los casos es producida por el virus respiratorio sincitial (VRS), siendo el pico de epidemia de noviembre a marzo.
La mayoría de los niños que presentan bronquiolitis tienen un cuadro leve y sólo algunos tienen que ingresar en un hospital. Existen grupos de riesgo que pueden padecerla con mayor gravedad, requiriendo incluso ingreso en unidad de cuidados intensivos, como los niños en las primeras 6 semanas de vida y especialmente los recién nacidos prematuros, así como los que presentan otros problemas de salud (enfermedades de corazón, de los pulmones y deficiencias inmunológicas). En este grupo de niños deben extremarse las medidas de prevención de la enfermedad.
Suele manifestarse inicialmente como un cuadro catarral, rinitis y tos con fiebre elevada, progresando posteriormente hacia un cuadro de dificultad respiratoria (respiración agitada, se hunden las costillas, quejido al respirar), en algunos casos puede producirse rechazo o disminución de la ingesta. En los niños menores de 6 semanas existe riesgo de que realicen pausas respiratorias, por lo que ante clínica compatible son ingresados. Suele durar de 7-15 días, persistiendo durante más tiempo la tos.
En el tratamiento de estos cuadros los antibióticos no son efectivos, ya que la causa suele ser vírica. Los jarabes para la tos, los mucolíticos y los descongestionantes nasales no deben utilizarse y pueden ser perjudiciales. En el domicilio, para ayudarles a respirar mejor, se deben realizar lavados nasales con suero previo a las tomas y antes de dormir, además de elevar el cabecero de la cama. A veces es necesario que se fraccionen las tomas, ofrecer menos cantidad con menos frecuencia, para que no se cansen y evitar que vomiten. Si el niño/a presenta fiebre se deben dar antitérmicos.
Cuando es preciso el ingreso, se recoge una muestra de moco nasal para buscar qué virus está causando la infección. Durante el ingreso se suele medir de forma continua o puntualmente la oxigenación de la sangre con un sensor que emite una luz roja que se pone habitualmente en los dedos de las manos o los pies. En ocasiones es necesario pautar oxigenoterapia y tratamiento con inhaladores.
Es importante seguir unas medidas para prevenir su transmisión, ene social a los niños de más riesgo:
– La bronquiolitis se transmite de persona a persona, por lo que las personas que toquen al niño, y en especial aquellas que presenten una infección respiratoria, aunque sea un simple catarro, deben lavarse las manos antes y después de tocar al niño o alguno de los objetos que él utiliza.
– En el caso de niños menores de 2 meses que tengan hermanos mayores, se recomienda que duerman en habitaciones separadas, y extremar las medidas de higiene anteriormente descritas.
– Evitar el contacto con personas resfriadas.
– Es importante evitar los lugares concurridos, especialmente donde haya muchos niños (como guarderías y parques infantiles), evitando los espacios con humo.
– Se debe evitar totalmente la exposición al humo de tabaco, en distintos trabajos se ha demostrado que los niños de padres fumadores presentan bronquiolitis con más frecuencia y de mayor gravedad.
– La lactancia materna protege a los niños contra la bronquiolitis, gracias a la transmisión de defensas.
– En el caso de pacientes de riesgo (prematuros, niños con cardiopatía,…) reciben durante los meses de invierno la administración mensual de defensas, siendo su administración hospitalaria.
Hasta el momento no existe una vacuna para prevenir la enfermedad, aunque está en estudio y desarrollo.
Delia Royo Pérez
Pediatra. Unidad de Neonatos.
Hospiatal Miguel Servet