Confiar en los niños, creer en sus habilidades, poder mirar sus dificultades, permitir que elijan, escuchar sus deseos, permanecer junto a ellos mientras resuelven sus conflictos, esperar su creación, reconocer su ser, acoger su expresión, valorar sus valores, respetar sus tiempos, contener sus sentimientos, recoger sus diferencias, acompañar su motivación.
Así, los psicomotricistas, favorecemos la libertad de movimiento del niño para que dé rienda suelta a su deseo y vaya construyendo su discurso de juego, que pasito a pasito pueda desarrollar su identidad y su autonomía, pueda fluir en la vida, pueda SER, desde la aceptación, desde el respeto, desde el reconocimiento.
Hago una llamada a tod@s los adultos que un día también fuimos niños, para que acompañemos a la infancia con nuestras miradas en su crecimiento, confiando en sus posibilidades, sin juzgarlos por no caminar por dónde nosotros lo hicimos o lo haríamos, descubramos quienes son y quienes pueden llegar a ser con nuestro ESTAR, ofrezcámosles seguridad, sin ninguna duda nos sorprenderán muy positivamente.
Laura Pueyo Pardo
Terapeuta Ocupacional pediátrica y Psicomotricista