De la dependencia a la independencia.
Partimos de una fusión emocional, de un acople tónico-emocional que ya existe intrautero y que continúa tras el nacimiento adaptándose a las nuevas condiciones extrauterinas.
Cuando los seres somos sostenidos, cuando nos acompañamos con ternura, nos miramos sin condiciones y nos tocamos con seguridad, generamos una relación próxima, estrecha, de confianza, un vínculo afectivo que favorece la exploración, el descubrimiento y la progresiva adquisición de autonomía para la vida.
Sin olvidarnos ni restar importancia a la palabra, progresiva, la separación no tiene una fecha concreta ni es lineal.
Respetar los tiempos de cada ser facilitará el desarrollo global y saludable.
Laura Pueyo Pardo