Vivimos en un mundo ilusorio,

pues creemos que los demás

deben amoldarse a nuestras expectativas.

Debido a este error del intelecto

Nos decepcionamos y enfadamos

Cuando los demás no son ni se comportan

como nos gustaría que hicieran

El problema es siempre nuestro.

La cuestión es que no nos conocemos.

Y si no nos conocemos,

si ignoramos cuales son nuestras necesidades,

el porqué de ellas,

no podremos conocer ni amar a nadie.

Conoce ante todo de donde proceden tus

motivaciones y

necesidades y así evitarás juzgar bien o mal a

nadie.

 

Laura Pueyo Pardo