Los niños no necesitan un juguete con forma de animal o de vehículo, ni mucho menos que lleve ruedas o emita sonidos.
Espacio, tiempo, mirada, confianza, libertad de expresión, indeterminación…
Cuando no «esperamos» de ellos, les regalamos la posibilidad de CREAR y SORPRENDER.
Encontrar su deseo y dar salida al juego propio les ayudará a ser protagonistas en su desarrollo.
Laura Pueyo Pardo