Durante el mes de octubre, en todo el mundo, se intenta, con mayor énfasis, visibilizar la muerte gestacional y/o perinatal, más concretamente el día 15 de cada octubre, se considera el Día Internacional del Recuerdo de cada uno de los bebés que mueren intrautero o poco tiempo después de nacer, y de sus familiares, llevándose a cabo una «Ola de Luz» internacional encendiendo una vela en cada lugar para fomentar conciencia social y dedicar un tiempo de amor y paz a todos ellos.
A lo largo de la vida, las personas dedicamos un tiempo y una energía diferente a ciertos asuntos, digamos que nos ocupamos más de unos temas que de otros, desde el trabajo, la lucha, la solidaridad, la cooperación, la sensibilización… porque vivenciamos sucesos directamente relacionados, porque son parte de nuestra historia de vida, porque nos» tocan» fuerte el corazón y sobre todo porque existe un intenso deseo profundo, una potente motivación que nos mueve a dedicar espacio y tiempo a un tema determinado.
En nuestro caso, unimos nuestras voces de padres para dar a conocer el duelo gestacional y perinatal, y colaboramos desde la La Red del Hueco de mi vientre, apoyando a familias que, como nosotros, viven un duelo perinatal por la muerte de un hijo/a.
También queremos colaborar con los profesionales que nos atienden y promover una atención sanitaria más humana e integral.
Para ello:
* Realizamos encuentros personales y grupos de apoyo.
* Formación junto a los profesionales.
* Promoción de cambios en la asistencia mediante la realización de trabajos de investigación, protocolos asistenciales, o la promoción de cuidados paliativos perinatales.
* Deseamos estudiar, dar a conocer, y prevenir, las causas de las muertes perinatales.
* Y, además, nos movilizamos para promover cambios en la conciencia social, las leyes e instituciones, para que se avance en el respeto a la dignidad de los padres en duelo y de sus hijos fallecidos o enfermos (derecho a baja maternal y paternal, inscripción en el libro de familia, respeto y derecho en la disposición del cuerpo, sensibilidad social y acompañamiento emocional al duelo).
Nosotros, en este año 2020 donde destaca una situación social de riesgo, afectados por un virus y su repercusión expansiva, queremos romper el silencio, no sólo ante la muerte de un hijo, sino de la muerte en general.
Deseamos que la sociedad pueda hablar de la muerte abiertamente, que podamos tomar conciencia del valor de los rituales, de las despedidas y el acompañamiento humano durante las mismas, que podamos aceptar que la vida y la muerte siempre van de la mano, que desde el momento que un corazón comienza a latir, se inicia una nueva vida, y, por lo tanto, puede morir un nuevo ser, en cualquier momento, y que la historia de cada uno de estos seres y de sus familias no terminará por haber parado el latido del corazón de sus hijos.
Que todo bebé nace, con o sin vida pero nace, y que la importancia de sus vidas no se medirá por la duración de las mismas, sino por la intensidad y el amor con que son vividas.
Porque tras la muerte perinatal, también nacen: un nuevo bebé, una nueva maternidad y una nueva paternidad.
Laura Pueyo y Miguel Santiso