Cuando logramos posicionarnos, cuando conectamos y escuchamos nuestro sentir y nos atrevemos a expresarlo al otro, todo se mueve y se recolocar a nuestro alrededor.
Importante y facilitador es, permitir a los niños expresarse, mostrarse, descubrirse y no exigirles, con nuestras expectativas, ser quienes nosotros deseamos que sean.
Las lealtades, las elecciones en el camino por agradar a los otros y no sentirse rechazados, les impide encontrar su esencia, conocer sus capacidades y sus dificultades para construir y construirse.
Los mensajes, las miradas y los gestos que recibimos desde niños, en gran parte, determinan quienes vamos a creer que somos, y por tanto, podemos acabar creyendo firme y fielmente que somos «esa persona» que nos han contado una y otra vez.
A veces las personas crecemos siendo lo que nos cuentan, lo que esperan de nosotros…Hasta que, a veces, algunas personas, nos escuchamos y, realmente, nos descubrimos.
Ojalá la infancia no tenga que esperar a adulto para posicionarse sino que desde el principio, sea acompañada y no dirigida, hacia la construccion de su identidad y autonomía.
Laura Pueyo Pardo
Terapeuta ocupacional pediátrica, psicomotricista y educadora infantil