Nosotros tenemos una pequeña que en el nacimiento y los primeros meses tuvo una serie de problemas que hicieron retrasar su desarrollo a todos los niveles. Conocimos la asociación a través de una amiga y nos pusimos en contacto con ellas y fue un alivio, ya que con el confinamiento y la pandemia se retrasaba la atención temprana y gracias a iniciar pronto la rehabilitación en el hospital y a La mirada de LLuna que vinieron a casa a valorarla, a seguirla, a tratarla y a darnos pautas, nuestra peque ha dado un gran cambio en un año. Ha avanzado mucho en lo psicomotor, en lo social gracias a los grupos de escuela de vida donde hay un juego libre en el que observan, tocan, escuchan, experimentan con total seguridad… y sobre todo nuestra tranquilidad de que cualquier problema que pudiese surgir, estaba siendo observada, valorada y por lo tanto, tratada precozmente. Es un camino duro, pero sin duda, más llevadero y más seguro con su acompañamiento familiar, ya que no sólo se nota en el desarrollo de la peque si no en el apoyo que sentimos los padres para luchar, trabajar y conseguir la mejor calidad para nuestros hijos.